Ya os he comentado en alguna ocasión que vamos con frecuencia al Valle del Jerte, una zona donde se cultiva, para mí, la mejor cereza del mundo, así que porque no aprovechar los recursos y utilizar los restos de las cerezas.
Dicen que los huesos de cerezas tienen la propiedad de mantener el frío o el calor durante más tiempo, no se deterioran ni se cuecen con el tiempo.
Tiene la ventaja de absorber la humedad del cuerpo, evitando la sudoración.
Mi hermano había conseguido huesos de cerezas y me ha cedido parte amablemente (aunque me puse un poco pesada;-))
Estos son los que me ha dado, tengo para hacer bastantes sacos térmicos. Además he puesto flores de lavanda y aceite esencial de lavanda.
Para poder meter en el microondas y/o congelador y tenerlo siempre limpio, he hecho el saco (con una camiseta interior de algodón) y una funda de tela.
Para que no se muevan los huesos, he hecho 6 particiones, así está mejor repartido.
En la fotografía podeis ver que he hecho una pestaña con la tela para que no se salga el saco interior.
Este saco puede utilizar tanto en tratamientos de frío, como de calor. Buenísimo para mamas precavidas dejar uno en el congelador para utilizar cuando se dan algún golpe los niños o nosotras. Y cuando lo metemos en el microondas, deja un olorcito a lavanda muy agradable.
Para usarlo en caliente, calentar el saco térmico en el microondas a máxima potencia, al principio comprobar la temperatura cada minuto hasta un máximo de 3 minutos, moviendo el saco al menos una vez.
Para usarlo en niños, calentar los saquitos solamente 1 ó 2 minutos, para que quede no demasiado caliente, pero igual, hay que ir probando hasta encontrar la temperatura adecuada.
Para usarlo en frio: Podemos dejar el saco térmico en el congelador dentro de una bolsa de plástico hasta que lo necesitemos, pero si no está dentro y lo necesitamos, meterlo al menos durante 1 hora. Comprobar la temperatura antes de aplicarlo en la zona afectada.